martes, 9 de octubre de 2007

Historias de Emprendedores & Emprendimientos


  • Tatiana Anchordoqui y Analía Levy hablan de YVY como si fuera un hijo. "Es difícil encontrarle novia", afirman cuando se les pregunta en qué tipo de locales prefieren comercializar la primera marca de tés en hebras en saquitos del país. "Los ofrecemos en restós, casas deli, hoteles boutique y locales gourmet del AMBA. En unos meses vamos al interior del país", agregan. Las socias y amigas se conocieron hace cuatro años mientras trabajaban en un restaurante. Anchordoqui ocupaba el lugar de sommelier, para el cual estudió, y Levy, egresada de Bellas Artes, se hacía cargo del salón. "Empezamos a hablar sobre la posibilidad de independizarnos y a prestar atención a lo que buscaba el cliente. El restaurante fue uno de los primeros en tener carta de tés, y ahí vimos que el 90% era importado. Sabíamos que el país era un gran productor y que el té es la segunda bebida después del agua. La suma de los factores nos hizo ver una posibilidad", recuerda Levy.
  • "Armamos una cartera con cuatro variedades, de las cuales dos son blends, como el té negro con cáscaras de naranja y flores de azahar. Y optamos por diseñar bolsas para los restaurantes, que les gustan la ceremonia y los saquitos para el consumo personal", detallaron las socias. Los primeros pasos para crear la empresa Alta Rama y la marca YVY demandaron 200.000 pesos, que fueron provistos por ambas familias. En el medio se quedaron sin dinero, y así fue como llegaron a dos programas de apoyo de emprendedores, Incuba y BA Emprende, donde consiguieron dinero y las herramientas para elaborar un plan de negocios.
  • Hoy, las amigas, de 34 años, siguen de cerca los pasos de su "hijo", pero están planeando otro: una propuesta de té industrial que les permitirá financiar el avance de YVY, que ya tiene pedidos de Chile y Brasil. "A fin de año esperamos tener todo armado. También queremos abrir una casa de té para YVY", dicen. "Todavía hay mucho por hacer."

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